Jesús inicia su vida ministerial
… y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos. (Lucas 6:17-19).
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralítico; y los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. (Mateo 4:23-25)
Un hombre que tenía un espíritu inmundo
un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le reprendió diciendo: (Lucas 4: 33-35) ¡Cállate, y sal de él! (Marcos. 1: 25). Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, (Marcos. 1: 26) derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. (Lucas 4: 35) Y estaban todos maravillados (Lucas 4:36) Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea. (Marcos. 1:27-28)
Muchos sanados al ponerse el sol
Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, (Marcos. 1:32) trajeron a él muchos endemoniados; y (Mateo. 8:16) todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; (Lucas. 4:40) y toda la ciudad se agolpó a la puerta, (Marcos. 1:33) y con la palabra echó fuera a los demonios, (Mateo 8:16) salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. (Lucas. 4:41) Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, (Marcos. 1:34) poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. (Lucas. 4:40) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. (Mateo 8:17)
Jesús recorre Galilea predicando
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios. (Marcos 1:39)
Jesús en Nazaret
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:14-30)
El endemoniado gadareno (GERASA)
Vinieron al otro lado del mar, (Marcos 5:1) y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. (Lucas 8:26) Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, (Marcos 5:2) un hombre de la ciudad endemoniado desde hacía mucho tiempo, y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros (Lucas 8:27) y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, más las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. (Tesalonicenses 5:3-4) rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos. (Lucas 8:29) Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. (Marcos 5:6) lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? (Lucas 8:28) Te conjuro por Dios que no me atormentes (Marcos 5:4-7) Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. (Marcos. 5:8) (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él) y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? (Lucas 8:29-30) Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. (Marcos 5:9) Porque muchos demonios habían entrado en él. (Lucas 8:30) Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. (Marcos. 5:10) Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. (Lucas 8:31) Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. (Marcos. 5:11-13) Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos, (Lucas 8:33) los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron. (Mateo 5:13) Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. (Lucas 8:34-35) Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. (Tesalonicenses 5:16) Entonces toda la multitud de la región alrededor de los ganaderos le rogó que se marchase de (Lucas 8:37) sus contornos, (Marcos 5:17) pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió. Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; (Lucas 8:37-38) Mas Jesús no se lo permitió, (Marcos 5:19) le despidió, diciendo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban. (Maarcos. 5:19-20)